Como todo comenzó....
Dios plantó la semilla de la Iglesia El Faro hace mucho tiempo en el corazón de nuestro Pastor, Adán González. Habiendo visto la manera poderosa en que Dios había restaurado y estaba redimiendo a su familia, Pastor Adan comenzó a orar para que Dios alcanzara a otros hombres y familias tal como lo había hecho con él. A su sorpresa, a quien Dios llamó fue a él.
Iglesia El Faro comenzó en el verano de 2012 en un salón de belleza local que queda a unas millas de donde nos encontramos hoy. Fue allí donde Dios comenzó a levantar una nueva iglesia de hombres y mujeres quebrantados que buscaban a Dios y Su verdad. Hasta el día de hoy, estamos orgullosos de decir lo mismo: la Iglesia El Faro es un grupo de personas imperfectas que saben que la mejor vida es una vida junto a Dios.
Después de unos meses, el salón nos quedó pequeño y comenzamos a alquilarla en una iglesia adventista local por varios años. En esos años entendimos la bendición de trabajar por el Reino de Dios. Cada domingo comenzamos con la instalación de todos nuestros equipos y materiales que necesitaríamos para cada servicio. Nuestro tiempo juntos no habría sido posible sin los hombres y mujeres que llegaron temprano y se fueron tarde. Nuevamente, nuestros espacios se nos quedaron pequeños y comenzamos a buscar al Señor por el milagro de tener un lugar permanente para nuestra iglesia.
Dios respondió milagrosamente en 2018 cuando la ciudad de Chicago Heights donó generosamente el viejo pub polaco americano por un $1. Ese año estuvo marcado por largas horas en las cuales amigos y nuestra familia de fe dieron su tiempo y habilidades para reconstruir la propiedad y convertirla en un edificio adecuado para nuestra iglesia. Hoy, llevamos el mismo legado de buscar permanecer obedientes al llamado de Dios, estar dispuestos a hacer el arduo trabajo de ese llamado y creerle a Dios por lo que Él busca hacer en nuestra ciudad y las comunidades circundantes.
Después de unos meses, el salón nos quedó pequeño y comenzamos a alquilarla en una iglesia adventista local por varios años. En esos años entendimos la bendición de trabajar por el Reino de Dios. Cada domingo comenzamos con la instalación de todos nuestros equipos y materiales que necesitaríamos para cada servicio. Nuestro tiempo juntos no habría sido posible sin los hombres y mujeres que llegaron temprano y se fueron tarde. Nuevamente, nuestros espacios se nos quedaron pequeños y comenzamos a buscar al Señor por el milagro de tener un lugar permanente para nuestra iglesia.
Dios respondió milagrosamente en 2018 cuando la ciudad de Chicago Heights donó generosamente el viejo pub polaco americano por un $1. Ese año estuvo marcado por largas horas en las cuales amigos y nuestra familia de fe dieron su tiempo y habilidades para reconstruir la propiedad y convertirla en un edificio adecuado para nuestra iglesia. Hoy, llevamos el mismo legado de buscar permanecer obedientes al llamado de Dios, estar dispuestos a hacer el arduo trabajo de ese llamado y creerle a Dios por lo que Él busca hacer en nuestra ciudad y las comunidades circundantes.
